Membresía de Iglesia Presbiteriana Renuevo

La membresía de la iglesia nos identifica con un cuerpo particular de creyentes, con quienes nos comprometemos a vivir la vida cristiana.

No es simplemente una formalidad, sino una expresión de compromiso y comunión dentro del cuerpo de Cristo. La membresía de la iglesia local es un aspecto vital de la vida cristiana, fundamentada en la Palabra de Dios y diseñada para fortalecer nuestra fe, nutrir nuestra comunión con otros creyentes y capacitar nuestra labor en el reino de Dios.

A continuación te presentamos cinco razones bíblicas por las cuales debemos considerar ser miembros comprometidos con una iglesia local:

1. Obediencia a las Escrituras

En Hebreos 10:25, se nos insta a no dejar de congregarnos, sino a reunirnos regularmente como creyentes. La membresía de la iglesia local es una manifestación práctica de esta exhortación, demostrando nuestra obediencia a la Palabra de Dios.

2. Comunión y edificación mutua

La iglesia es el cuerpo de Cristo, y como miembros de este cuerpo, estamos llamados a relacionarnos y edificarnos mutuamente (1 Corintios 12:12-27). La membresía nos brinda una comunidad de creyentes con la cual podemos compartir nuestras alegrías, luchas y crecimiento espiritual.

3. Responsabilidad y cuidado pastoral

En la iglesia local, los ancianos tienen la responsabilidad de cuidar y velar por las almas de los creyentes (Hebreos 13:17). La membresía nos coloca bajo este cuidado pastoral, brindándonos orientación, disciplina amorosa y cuidado en tiempos de necesidad.

4. Participación en la comisión de Cristo

Jesús encargó a su iglesia la tarea de hacer discípulos en todas las naciones (Mateo 28:19-20). Ser miembro de una iglesia local nos capacita para participar en esta Gran Comisión de manera organizada y efectiva, colaborando con otros creyentes en el avance del reino de Dios.

5. Testimonio al mundo

Nuestra membresía en una iglesia local es un testimonio público de nuestra fe en Cristo y nuestro compromiso con su cuerpo. Al identificarnos con una comunidad de creyentes, tenemos la oportunidad de testificar el amor de Dios y compartir las buenas nuevas del evangelio con aquellos que nos rodean (Mateo 5:16).

Hay varias formas de convertirse en miembro:

  • Si eres un recién convertido, serás recibido mediante profesión pública de fe y bautismo, realizados durante un culto público, después de haber recibido instrucción por un tiempo y ser examinado por el Consejo. Antes del bautismo, es necesario que asistas al Curso de Membresía.
  • Si eres hijo de presbiterianos y ya fuiste bautizado en la infancia, serás recibido a través de profesión pública de fe, sin necesidad de ser bautizado nuevamente. Antes de la profesión de fe, participarás en un curso preparatorio ofrecido por la iglesia.
  • Si eres miembro en plena comunión de otra iglesia presbiteriana, serás recibido mediante reafirmación de tu fe y una carta de recomendación expedida por tu iglesia de origen. Antes de ser recibido formalmente, tendrás que realizar el Curso de Membresía y tener una entrevista con el Consejo.
  • Si vienes de otra iglesia evangélica y ya fuiste bautizado, serás recibido mediante una carta de recomendación expedida por tu iglesia de origen o mediante una solicitud personal acompañada de una carta. En esta carta, deberás exponer los motivos que te llevaron a esta decisión y tu compromiso con la doctrina y el gobierno presbiteriano. Reafirmarás tu fe y no serás bautizado nuevamente (a menos que el Consejo juzgue necesario), pero sí participarás del Curso de Membresía.
  • Si fuiste disciplinado por la Iglesia Reformada Renuevo y has sido apartado de la comunión de la iglesia, serás restaurado a la comunión después de realizar el Curso de Membresía, examen y decisión del Consejo.

Los miembros afirman: